martes, 26 de noviembre de 2024
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bandera-orgulloEstamos en la semana y el mes del Orgullo,  y vemos banderas arcoíris por muchas partes, pero hay que tener en cuenta que  los viajeros LGBTIQ+ no siempre se sienten seguros durante sus viajes y estancias en algunos alojamientos. Hablamos del colectivo rosa ( lesbianas, gays, transgéneros, transexuales, bisexuales, intersexuales, queer y el resto de identidades y orientaciones incluidas en el +), que crece a un ritmo de más del 10% anual según la OMT y España se encuentra entre los cinco países favoritos del mundo como destino de viaje para la comunidad LGBT.

Por tanto, es importante que los campings tengan en cuenta las necesidades de este segmento de la población. Uno que, por desgracia, hoy día sigue viviendo situaciones de discriminación a diario. Este es uno de los motivos por los que el 69% de los viajeros del colectivo tienden a alojarse en alojamientos que saben que son LGBTIQ+ friendly y en España, aunque muchos hoteles sí se manifiestan como tales, los campings aún no han apostado al cien por cien por este tipo de turista (o no lo manifiestan claramente)

¿Cómo viajan los turistas del colectivo?

A medida que se han tomado medidas legislativas concretas, más personas LGBTIQ+ han podido ser ellas mismas de forma abierta y en distintos ambientes. Lo mismo puede ocurrir en el turismo. Dado que está considerado un motor de cambio, es necesario implementar ciertas mejoras en esta línea, para que los turistas LGBTIQ+ se animen a alojarse en el camping.

turismo-gayEn ese sentido, no hay que perder de vista que es un segmento de mercado muy interesante. De entrada, porque durante periodos de mayor riesgo, tienen menos miedo a desplazarse que otros grupos de la población. Así ha ocurrido también después de la pandemia. Además, durante 2019, el estudio de Community Marketing & Insights (CMI) demuestra que los turistas LGBTIQ+ tomaron 3,1 vacaciones de ocio a lo largo del año. Después, la media de desplazamientos para visitas a familiares o amigos fue de 2,2 viajes y en el caso de los desplazamientos de negocio, eran de 1,5.

También ofrece otra información interesante, como que la venta directa es la principal vía de reserva, pues el 69% de los viajeros del colectivo acudieron a este método. Entre las razones para viajar, la mayoría asegura que lo hace para desconectar y salir de la rutina. Mientras, un porcentaje más pequeño es el que viaja con la intención de explorar la comunidad LGBTIQ+ de la zona.

Los motivos por los que eligen un destino también son los habituales: atracciones turísticas, lugares históricos y, sobre todo, gastronomía se encuentran en el top. Eso sí, que el destino sea LGBTIQ+ friendly es una prioridad para el 39% de los encuestados. Otro detalle que valoran es el posicionamiento corporativo. Por ejemplo, para el 69% es clave que el camping defienda los derechos de las personas trans o que apoyen a asociaciones benéficas LGBTIQ+.

La imagen es muy importante

Dentro del marketing de un alojamiento, las fotografías que se utilicen en la web juegan un papel muy importante. Para generar confianza en los huéspedes LGBTIQ+, conviene mostrar parejas del mismo género, así como personas de distintas edades, razas, apariencias y modelos de familia. Eso sí, hay que tener cuidado y de verdad ser inclusivos, porque un error habitual es que la diversidad se limita a los hombres gays. Claves que podemos usar:

  • Cuidar los formularios de reserva: el espectro LGBTIQ+ es muy amplio. Esto quiere decir que también se trata de una cuestión de identidad. Por tanto, es un detalle que debe cuidarse desde el inicio del guest journey. Si el cliente llega hasta la web del camping puede no sentirse bienvenido si se encuentra con un formulario de reserva tradicional. A la hora de completar la información, en muchas ocasiones se pide a los clientes que indiquen su «sexo», cuando el término correcto sería «género». Encima, si se limita a dos categorías como hombre o mujer, las personas no binarias o de género fluido quedan excluidas. En este punto es indispensable entender que, al invisibilizar estas identidades, los viajeros se pueden sentir incómodos.
  • Evitar las preguntas incómodas: una queja común entre los viajeros LGBTIQ+, sobre todo cuando se viaja en pareja, es que no reciben el mismo trato que otros huéspedes. En ese sentido, es indispensable no asumir que la reserva es errónea cuando dos personas del mismo género comparten un bungalow. Lo ideal es comprobar que toda la información es correcta y proceder con el check-in con normalidad.
  • Apostar por la formación para los empleados: deben saber cómo fomentar esa sensación de seguridad y crear una atmósfera agradable. Además, el establecimiento debe contar con una política de tolerancia cero a la discriminación, dentro del propio personal y por parte de otros clientes.
  • Diversidad en el personal que trabaja en el camping: del mismo modo que debe cuidarse la integración de cara al viajero, también debe crearse un entorno de trabajo seguro. Todas las personas deben estar cómodas desarrollando su labor en el camping. Para lograrlo, la formación vuelve a ser una solución muy interesante. Hay que evitar a toda costa que se dejen de contratar ciertos perfiles simplemente por su identidad. Encima, se ha demostrado que una mayor diversidad en el entorno laboral se traduce en una mejora de la hospitalidad. En el caso de los viajeros LGBTIQ+ ocurre lo mismo. Al final, transmite confianza ver que entre el personal hay personas que te entienden. Que los trabajadores estén bien integrados demuestra que los huéspedes también pueden estarlo.