Es la mayor de tres hermanos, aunque los juegos de infancia los compartió solamente con su hermana Eva, ya que el Benjamín de la familia, Fernando, nació cuando ella cursaba ya segundo de carrera. Un retoño que llegó tardío pero dispuesto a inundar de energía, alegría y pasión por el futbol a una familia de pioneros del camping en la Costa del Azahar. En este Día Internacional de la Mujer nuestra protagonista es Vanesa Fenollosa, cogestora de Bravoplaya Camping-Resort (antes Torre La Sal 2). Una entusiasta de la vida que derrama energía por doquier y que vive cada día como fuese parte de un eterno verano que exprimir al máximo.
-Háblame de tus estudios y de tus inicios en el mundo laboral
-Estudié en el colegio Nuestra Sra. de La Consolación de Castellón desde los 3 años hasta terminar el bachillerato. Después me licencié en ADEM en la Universitat Jaume I (UJI). Yo fue la segunda promoción de una universidad que ahora es enorme y con una oferta de carreras muy amplia pero entonces no lo era tanto y me decidí por esa carrera porque no me quería ir de Castellón (amigas, familia…). Al terminar la carrera me fui a Vancouver a estudiar un curso de Inglés, desde mitad de septiembre hasta mayo volviendo a casa por Navidad. Entonces no teníamos móvil ni Internet, y todas las semanas enviaba una postal graciosa a mi hermano pequeñito, y con mi hermana y mi prima Carola nos enviábamos cartas y faxes… mi ilusión era siempre el regreso a casa, aunque conocí a personas muy bonitas.
-La familia siempre ha sido muy importante para ti…
-Muchísimo. De hecho, cuando mis padres discutían, rompía todos mis planes, me quedaba en casa e intentaba que hicieran las paces. Y cuando volví de Vancouver empecé a trabajar ya de continuo en el camping con mi padre y mi hermana y hasta hoy. Conocí a Javi, mi compañero de vida a los 28 años, un 22 de diciembre del 2002, el día de la lotería y desde hace 11 años también es compañero de trabajo, y con el que tengo dos hijos preciosos: Eloy, de 12 años, y Lola, de 10 años. Me siento muy feliz y afortunada de mi familia.
-Y no eres segunda, sino tercera generación de una familia de empresarios de camping propietaria de varios negocios en Ribera de Cabanes, es decir, llevas el camping en las venas desde la cuna, ¿no?
-Bueno, si hablamos de propiedad mis hermanos y yo somos tercera generación, pero en lo práctico somos la segunda. Mi abuelo Alfredo, el padre de mi padre, super trabajador y emprendedor, además de ser funcionario y gerente de la fábrica de gorras de sus padres, era muy aficionado al camping y compró una finca junto al mar, donde no había nada y creó el Camping Torre La Sal en 1972. Sus hijos ya eran mayores, y en 1978, cuando se separó de mi abuela, tuvieron que desaparecer de la gestión, de la que se hizo cargo mi padre en comunidad de bienes con sus hermanos, y enseguida le apasionó esta función. Entonces yo tenía 3 años y mi hermana uno, y siempre hemos estado a las faldas de nuestros padres en el negocio (al principio las de mi madre que también trabajaba en el camping, en el restaurante, en el supermercado, después en la lavandería). Tanto en las temporadas en que vivíamos en el camping como en las que no, pasábamos el día entero allí.
-Pero creo que después esa comunidad de bienes se empezó a deshacer…
-Sí. Mi padre se convirtió en un gran animador turístico y llevó el Torre La Sal al éxito. Primero se abría a partir de Semana Santa hasta octubre, y poco después lo abrió todo el año. Él se desvivía por hacer disfrutar a sus clientes y eso le motivaba repartir beneficios a sus hermanos como medio para sentirse valorado por ellos, sin embargo, pronto llegaron los celos, la desconfianza, y en 1988 sus mismos hermanos echaron a mi padre, que cayó en una fuerte depresión. Ahora, desde la distancia, pienso que fue lo mejor que nos pudo pasar, pero en ese momento fu duro. No es fácil para una adolescente de 12 años ver llorar a su padre y no entender el por qué. Por su cuenta y trabajando todavía en el Torre La Sal, mis padres compraron una finca en la que hicieron una plaza de toros para disfrute de los campistas del Torre La Sal, y después hicieron una discoteca con plaza de toros y después un camping de jóvenes con discoteca y plaza de toros, el camping Torsal, y después, al dejar el Torre La Sal en 1989, mi padre cogió la gestión del Camping Didota, también obra de mi abuelo posterior a su separación.
-¿Y de ahí al Bravoplaya?
-Pocos años después mi abuelo hizo reparto. A mi padre le adjudico una calle (la 800) del antiguo Torre La Sal con salida al mar, y la zona de arriba, con 4 calles, que son ahora las más estrechas. Mi padre lo llamo Torre La Sal’2 por darle continuidad a lo logrado en el Torre La Sal. Todo lo que iban ganando mis padres lo fueron reinvirtiendo en más servicios e instalaciones y con las ampliaciones juntaron los campings Torre la Sal 2 y Torsal, convirtiéndose todo en Torre La Sal’2 (ahora Bravoplaya).
-¿Y tú tenías claro desde niña que querías dedicarte al negocio?
-Desde pequeñas mi hermana y yo hemos vivido el camping con todos sus líos y movidas, lo hemos disfrutado y hemos trabajado desde los 14 años en recepción al lado de nuestros padres, después en administración, preparando cartelería, actualizando informáticamente la gestión, ampliando la animación…Pero siempre aprendiendo como unas trabajadoras más (mis padres siempre nos han inculcado la humildad como valor fundamental). Aún así, y aunque me encanta, yo nunca había pensado en trabajar en el camping. Siempre he visto el sacrificio de mis padres, no teníamos verano o vacaciones en familia, mi madre estaba muy sola, se percibía mucho estrés, nosotras no íbamos a festivales de música, ni fiestas, ni hacíamos planes con amigas más allá del camping… Por eso, en principio no me motivaba a trabajar en el camping…
-Pero tras tu formación apuestas en firme por el negocio familiar y hoy eres la cara visible en la dirección. ¿Ha delegado totalmente tu padre en ti?
-Mi hermana y yo somos ahora las administradoras en igualdad de condiciones, mi padre ha delegado en las dos. Eva tiene unas funciones y yo otras: de la publicidad, marketing, animación… me encargo yo, por eso, en ese aspecto, soy más visible. Mi hermana es la encargada de las reservas, del pago a proveedores (y para ese segmento la visible es ella….) Y el encargado de todo lo relativo a mantenimiento es Javi (mi pareja) que, además de la atención al cliente, ha estado trabajando junto a mi padre desde que empezó y le ha transmitido su saber… ¡aunque mi padre todavía sigue viniendo todos los días al camping! Es su hobby y sigue aportando sabiduría. Hace un par de años se incorporó nuestro hermano Fer, que ha sido un disfrutón del camping en potencia, y además de estar aprendiendo mucho, tiene mucho que aportar.
-¿Se hace sencillo o complicado trabajar tan de cerca con la familia?
-Somos un equipo y todo lo decidimos conjuntamente, y si es mi asunto me apoyo mucho en mi hermana, trabajamos codo con codo, así que esto facilita mucho nuestro trabajo. A veces también saltan las chipas, pero son las menos, estamos acostumbradas a trabajar con tensión. Mi padre siempre ha sido un nervio, y nosotras siempre hemos estado a su lado.
-Y dado que tu pareja también trabaja en el negocio, ¿eres capaz de desconectar o separar vida familiar y laboral?
A veces cuesta… Las riñas fuertes que hemos tenido Javi y yo han sido consecuencia del trabajo, no desconectamos ni en vacaciones… Todos vivimos en el camping en verano, no juntos, pero revueltos y, gracias a mi super madre y abuela, ha sido y es más fácil conciliar la maternidad con el trabajo, ella es nuestro pilar, el equilibrio.
-¿Qué es lo más difícil de gestionar un negocio turístico de las dimensiones de Bravoplaya en una zona de la costa mediterránea?
-Estar en primera línea de playa es un privilegio, pero lo más difícil es y sigue siendo soportar la urbanización en la que estamos inmersos desde el 2005 (el PAI urbanístico de Torre La Sal).
-Una de las diferencias del camping respecto a otros alojamientos turísticos (hoteles, apartamentos…) es el trato personalizado y muy cercano al cliente, ¿te gusta esta faceta en tu trabajo?
-Lo más bonito del camping es el trato, la cercanía, queremos mucho a nuestros clientes, y este sentimiento de amor y agradecimiento lo hemos inculcado también con nuestro ejemplo a nuestros trabajadores, son todos maravillosos y todos tratan al cliente con el cariño que se merece.
-Cliente nacional o extranjero, de verano o de temporada baja, ¿con qué te quedas?
-Todos los clientes son estupendos, tanto nuestros jubilados de otoño/invierno (la mayoría de larga estancia, que buscan el calor y la alegría) como nuestras familias preciosas con sus peques y pandillas de jóvenes y abueletes, que vienen cada año y también los clientes nuevos a los que hay que conquistar… . no sabría decidir… ¡me quedo con todos!
-Cambiando de tercio… ¿qué significa para ti el Día Internacional de la Mujer? ¿crees que es necesario reivindicar y seguir celebrando un día así?
-Para mi es un día muy importante y siempre se tiene que celebrar, pero ojalá que no se tuviera que reivindicar. La mujer para mi es un ser increíble, su potencial no tiene final, admiro a la mujer, inteligente, estudiosa, trabajadora, ama de casa, madre sacrificada, educadora, cuidadora…, sin embargo, todavía hay muchos hombres que no nos respetan y abusan de nosotras y lo que es peor, mujeres que atacan o desprecian a otras mujeres, casi siempre por envidia. Todavía hay mucho por hacer, ¡ojalá las mujeres estuviéramos más unidas y nos defendiéramos más, seriamos indestructibles!
-¿Y cuál crees que es el mayor reto de ser mujer en estos tiempos?
-El mayor reto sigue siendo la conciliación madre, mujer trabajadora y ama de casa. Aunque cada vez el hombre colabora más, todavía queda mucho por hacer. Y creo que la educación es fundamental, nosotras estamos educadas en una sociedad machista, las mayoría de nuestras madres son o han sido machistas, nosotras ahora tenemos el deber de cambiar eso con la educación a nuestros hijos, apoyada también en los colegios.
- Una canción: Turnedo, de Ivan Ferreiro
- Una estación del año: verano
- Una afición: la música
- Un momento de tu vida: el momento de ser madre
- Un lugar para vivir: Castellón
- Un propósito pendiente de cumplir: mejorar mi nivel de inglés
- Un deseo para este año: que el 2022 este lleno de celebraciones, viajes, conciertos y muchos abrazos