Hace unos días, un empresario me retó a compartir el aprendizaje personal que ha supuesto todo lo vivido con esta crisis. Lo cierto es que me incomodó, puesto que hay algunas reflexiones íntimas que tal vez me pudieran hacer sentir desnudo y ridículo o posiblemente fueran muy duras en su contenido. Pero haciendo partícipe de esta inquietud a un amigo del que aprendo y es apoyo, me dio el empujón necesario, puesto que nunca sabemos qué mensaje o reflexión puede ayudar a ver las cosas de distinta manera.
Y como el propio título afirma, lo haré en 3D, es decir, en tres dimensiones: espiritual, empresarial y social. (En este artículo aparacerá solo el plano empresarial, el artículo completo estará disponible en el número 223 de Panorama)
Juan Ferrer. Consultor, speaker, formador y coach ejecutivo.
Dimensión Económica
1. Diferentes reacciones a la misma crisis
Sin duda ante esta situación que todos hemos vivido ha habido diferentes reacciones en cuanto a las organizaciones:
– aquellas en las que el problema es que “no ven el problema”. Esta situación de incertidumbre, ha dejado al desnudo todas aquellas carencias que ya venían arrastrando, pero que ahora se acentúan debido a la brutal incertidumbre.
-las que quieren cambiar, pero es difícil aprender a nadar cuando el Titanic se está hundiendo. Muchas han tenido épocas de bonanza, pero poco invirtieron en innovación, captación y gestión del talento, adaptabilidad, etc. y es ahora cuando quieren aprender. Lo tienen difícil.
-las que han sido capaces de activar un proceso de cambio interno, aunque habría que esperar para verificar cuáles lo siguen manteniendo, y cuáles volverán atrás.
-las que ya estaban preparándose y esto ha sido un reto más, con pérdidas, estrés, riesgos, etc., pero han reaccionado como ese barco que cruza el Atlántico que si bien van a luchar con tormentas y olas gigantes, sí están preparados para atravesarlas y seguir navegando en el futuro.
2. Resiliencia o anti-fragilidad
¿Recuperarse o ser mejores? Se insiste en la resiliencia como capacidad para recuperarse, pero hay empresas que están yendo más allá. No sólo piensan en recuperarse, sino en una transformación cultural que les haga poder sobrevivir y tener éxito en un mundo hiper cambiante. Y se están preparando para ello.
3. ¿Planificación? De lo anual a lo semanal
Parecía antes de esta crisis, que el mundo sólo cambiaba el 31 de julio o el 31 de diciembre cuando se presentaban los presupuestos y los planes estratégicos. Ahora las organizaciones están viviendo una planificación semanal, o hasta diaria. ¿Nos hemos preparado para ser veloces en ejecución y rápidos en el cambio? Comparen a un esquiador de fondo, con su ruta trazada y la rutina de movimientos, con un esquiador que se desliza por una montaña de nieve virgen. Esto es lo que nos está tocando vivir. ¿Está tu organización pública o privada, lista para adaptarse al cambio continuo?
4. Darwin se quedó obsoleto
Considero que la famosa frase “la especie que sobrevivirá no es la más inteligente, sino la que mejor se adapte al cambio” ha quedado obsoleta. Si vamos a adaptarnos, puede que cuando lo consigamos no queden clientes, o ya el entorno haya vuelto a cambiar. Nos toca “anticiparnos”, estar preparados para cuando venga la ola. Es lo que hacen los aventureros: analizar y prepararse para lo que puede venir, porque si esperamos a reaccionar cuando la ola está encima, es posible que no podamos reaccionar.