La temporada turística ha sido corta y floja, en unas regiones y en unos establecimientos más que otros, pero todos los campings se han visto afectados por la no llegada de turistas extranjeros y por las irregulares ocupaciones de parcelas y bungalows durante los meses de julio y agosto. En este contexto, y con un otoño e invierno más inciertos que nunca, sin apenas reservas, la Federación Española de Camping (FEEC) reclama que la vigencia de los ERTE se prolongue, como mínimo, hasta la Semana Santa de 2021.
Además, los empresarios de camping solicitan que se permita la entrada o salida de los trabajadores de los ERTE en función de la demanda turística y que cuenten con una exoneración total de la Seguridad Social de los trabajadores afectados. También es imprescindible elevar la carencia para la devolución de los ICO, ya que vienen meses muy complicados en los que la facturación va a ser mínima.
Para la presidenta de la FEEC, Ana Beriain “estas medidas son la única solución para evitar una destrucción masiva de empleo y la desaparición definitiva de muchos establecimientos. Nos enfrentamos a una paralización prácticamente total del sector y venimos de una temporada de apenas tres meses de duración. Las autoridades deben adoptar medidas contundentes y urgentes para revertir de manera rápida y eficaz una situación cada día más dramática.”
La temporada en los campings españoles corre el riesgo de concluir antes de tiempo. Cerrados desde marzo por el confinamiento y con media ocupación en verano, cientos de establecimientos que habitualmente permanecen abiertos todo el año y que dependen de clientes europeos que pasan largas estancias en nuestro país durante el invierno, se están planteando cerrar sus puertas hasta la próxima Semana Santa ante el escaso número de reservas.
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