Después de más de un mes con nuestros campings totalmente cerrados a causa de la pandemia del COVID-19 y con parte de nuestro personal, seguramente, en un ERTE, el gobierno avanzó este martes las cuatro fases del proceso de desescalada aprobado en Consejo de Ministros. En la fase 1 de la misma, es decir, a partir del 11 de mayo, se permite la reapertura de los campings, aunque con condiciones.
Esta desescalada se prolongará durante las próximas seis u ocho semanas con el objetivo de que esté completada antes de finales de junio. De esta forma, según el Gobierno, se lograría «salvar» la temporada de verano para el sector turístico, objetivo prioritario para lograr una recuperación acelerada de la actividad económica.
La reapertura, tan ansiada por algunos empresarios de camping, tras más de 50 días sin facturar, ha causado cierto recelo en el sector, y tanto la Federación Española de Empresarios de Camping (FEEC), como la Federación Catalana de Campings, han mostrado su disconformidad con el plan presentado por el gobierno. Porque, según algunos, ¿de qué sirve poder abrir en estas primeras fases si no podemos recibir a clientes de otras provincias, ofrecer servicios de restauración, piscina, spa ni permitir a nuestros clientes utilizar las zonas comunes de nuestros establecimientos?
Es cierto que las circunstancias de cada camping son tan distintas como lo es cada negocio, y que cada empresario ha de pensar en su negocio (aparte de aguardar a que el Ministerio de Sanidad dicte las normas concretas que reordenarán su actividad). Adecuar todo el funcionamiento a la nueva normativa, con protocolos muy exigentes en cuanto a medidas de seguridad y sanidad, para poder atender con plena garantía a todos los clientes, quizá no sea viable económicamente para los establecimientos más pequeños y con menos facturación mientras que, por el contrario, abrir solo un porcentaje de los alojamientos quizá no compense los gastos fijos de los campings más grandes.
Ante este escenario variopinto, y sin tratar de moralizar, sino de ayudar a la reflexión, desde la redacción de Camping Profesional animamos a los empresarios a impulsar iniciativas y aprovechar la situación para acercarse a ese cliente de proximidad, vendiendo un producto como el camping/ turismo de naturaleza que aún es un gran desconocido por parte de nuestra sociedad. Estamos seguros de que el camping será el primer sector del turismo en recuperarse de la crisis.
Porque, ¿no es el camping el mejor alojamiento poscovid? Nosotros estamos convencidos de ello, pero tal vez tú como empresario también deberías plantearte la manera de acercarte a un perfil de cliente en el que hasta ahora no habías pensado y que, quizá, no tengas tan lejos de casa. Por poner solo algunos ejemplos:
- Familias con niños pequeños que han pasado la cuarentena encerrados en un piso: hay miles de familias de tu misma provincia, sobre todo de entornos urbanos, para los que poder pasar unos días en un espacio al aire libre donde los niños puedan corretear en libertad, llevar la bici o los patines y tomar vitamina D es el mejor regalo que les puedan ofrecer en estos momentos.
- Padres separados: en algunos casos se han visto obligados a pasar el confinamiento separados de sus retoños. Si ahora recuperan el régimen de visitas habitual, una manera de compensar esta ausencia es ofrecerles un fin de semana en la naturaleza, ¡bastante más apetecible que trasladarles de la vivienda de uno de los padres a la del otro!
- Parejas jóvenes que no han podido verse en cerca de dos meses. Tras pasar el confinamiento en casa de sus padres, estarán deseando volver a pasar horas o días a solas con su «media naranja», sin necesidad de bar ni restaurante, simplemente, disfrutar de la compañía del otro.
- Grupos de amigos que, con los bares y pubs aún cerrados, aprovechen para volver a verse y celebrar los cumpleaños atrasados con una cena y una estancia en un bungalow. El supermercado del camping será su lugar de abastecimiento esencial para esos momentos.
- Autocaravanistas que no suelen ir nunca a un camping pero que tienen el «mono» de ponerse al volante y conducir aunque sea a 50 km de casa. Seguramente, en estas circunstancias, la seguridad de un camping, con un bloque de sanitarios higienizado, una parcela separada de otra autocaravana, la posibilidad de contar con agua y luz para cocinar en su vehículo y dejar que los niños correteen por los alrededores, sean motivos convincentes para posponer el viaje por Europa y la pernocta en áreas de servicio y disfrutar de nuestras instalaciones. ¡Prueba a hacer promociones específicas para ellos!
Tal vez, abrir tu camping para este tipo de clientes no sea la panacea, pero sí una manera de ir recuperando paulatinamente la actividad. Porque, haciendo ahora un poco de «abogado del diablo», si piensas en años anteriores, en los meses de mayo y junio, ¿tenías el camping al 100% de ocupación? ¿o te habrías conformado con un 30 o un 50%? ¿tenías ya a todo el personal contratado para esta temporada media o te podrías «apañar» con solo una parte?
Aprovecha estos días para reflexionar sobre el nuevo escenario del turismo que se plantea, cuanto menos, para los meses venideros y planifica todos los posibles escenarios para que la temporada 2020, si no buena, al menos sea rentablemente salvable. Recuerda que, como decía la presidenta de la FEEC, Ana Beriaín hace solo unos días, solo el empresario de camping puede ser capaz de hacer que éste sea el mejor verano de la vida de muchos españoles que, quizá, nunca antes había pisado un camping y al que podemos fidelizar para la posteridad.
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